La enorme multiplicación de libros, de todas las ramas del conocimiento, es uno de los mayores males de nuestra época.” Edgar Allan Poe.
Respecto al fracaso de la Feria Internaciónal del libro 2015 FILBO (Bogotá), me dirigiré más a los asistentes de la misma que al evento en sí. Probablemente no sea un fracaso, y exageré en esta afirmación, sin embargo considero que todos hemos quedado con ese desazón en la garganta al encontrarnos con un panorama tan desolador. Un Macondo sumamente pobre a comparación de un universo literario tan rico como el de Gabo, falta de creatividad e innovación, los mismos puestos con los mismos libros y peor, al mismo precio que el año pasado. Las conferencias, aunque algunas entretenidas, no pasan de un breve cosquilleo momentáneo, y no hay nada que motive a enamorarse de la feria.
Y de sus asistentes ni que hablar, si además de un selecto grupo de lectores que aprovechan el evento para conseguir libros de su gusto, indagar autores, relacionarse con otros de su especie y mantener con llama la lectura como acto supremo de felicidad y rebeldía, la feria está llena de esnobistas y esbirros del dinero que siguen con la idea estúpida de que el tener muchos libros eleva el nivel social y cultural. Se les ve pavoneándose por Corferias con sus ínfulas de grandeza, sus abrigos caros, y su lista selecta de libros caros para comprar. Van a la salida del evento, en búsqueda de sus autos en el parqueadero, con paquetes gigantes de libros que irán a terminar en las elegantes bibliotecas de sus lujosas casas.
Y ni que hablar del auge de los escritores blogueros, que por tener una historia, como la tenemos todos, piensan que al escribirla va ser digna del sacrificio de los árboles que prestarán el papel para el tiraje de cinco mil o diez mil libros. Todos también queremos ser artistas, sin embargo son pocos los que logran serlo de verdad. Y esto no se trata de prejuicios, se trata de calidad literaria, pero eso a las editoriales no parece convencerles, ellos piensan en el boom mediático, en la facilidad de compra, en las tres novelas más que mandaron encargar ya y que sacaran al mercado a lo largo del año.
Todo ese conocimiento ofrecido se convierte en mera carga, en un instrumento de poder vacío, en un objeto de prestigio y en una moda cada vez más nueva del “lector”, que sirve para compartir frases y tomarse fotos con los libros solo para subirlas a redes sociales y presumir su intelectualidad. Tenemos al alcance tanto conocimiento, tenemos al servicio editoriales con la potencia de imprimir tanta gama de libros, y derrochamos el tiempo creyendo que leemos cuando no es así, y las editoriales encargándose de publicar tanta bazofia suelta que en serio da pena.
Y esto no quiere decir que leer es obligatorio, leer como lo decía Borges debe ser una manera de ser feliz, y nadie puede obligar a nadie a serlo, sin embargo esto va para todos los malos lectores, tanto los que son conscientes de esto como los que no. Tanto conocimiento suelto nos ha asfixiado y hastiado. Ya nadie lee en serio, trabajando, porque leer es trabajar como decía Estanislao Zuleta. Estas ferias, por más buenas que sean, solo promueven el consumo light del libro, y la diversificación de adefesios que significan la cultural mainstream, como las sagas juveniles, las novelas de personajes famosos, y los diarios íntimos de las reinas.
Fuente - Seguir Leyendo : puntozero.com.co
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